Concesiones

Carl Theodor Dreyer (1889 – 1968)

"Las películas populares cumplen una gran misión. Los que viven hacinados esperando una luz en su corazón pueden vivir en esa película toda una semana. Sería insensato y arrogante pensar sólo en el arte, pues el mundo sería muy aburrido. Y algunos encontramos placer en ver las películas que no son tan buenas. Con una envidia mal disimulada miramos los cines abarrotados con esas películas populares"… Viniendo de Dreyer, esta confesión es algo más que una mera concesión que el arte le hace al entretenimiento. Es toda una declaración de amor. El compromiso de Dreyer con su medio de expresión, a todos los niveles, manifiesta una pasión sin límites, inmune a las limitaciones de quien sólo frecuenta el esfuerzo (la lucha inútil del orgullo frente a la impotencia). Para los que carecen de talento, el arte tiene ese fundamento estajanovista. Lo sabía muy bien Jules Renard: Hay que seguir escribiendo siempre, pero nuestra pluma se pasea entre las flores como una abeja hastiada… Por algo se empeñó en convertir la voluntad en una pasión inútil, en una ensoñación romántica, en un escrúpulo…

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