Muerte prenatal (fragmento para un libro futuro)

 


(...) La idea más aproximada que tenemos de la muerte no camina delante de nosotros: nos precede. Es esa cuna que se balancea sobre el abismo de la que hablaba Nabokov al comienzo de sus memorias. El abismo prenatal que uno contempla con la calma y el alivio del superviviente al que sosiega el propio espectáculo de la vida, y a la vez el origen del pánico cronofóbico que prefigura nuestra ausencia. Nada mejor que un álbum de fotos o una vieja película familiar para ilustrar ese pánico, para mostrar los lugares en los que aún no estamos, para hacer que nuestra existencia no tenga siquiera el signo del presagio. A través del barniz adolescente de las primeras y últimas cosas Nabokov se busca a sí mismo contemplando un vacío en el que deberíamos llorarnos todos, un abismo al que deberíamos tenerle verdadero pánico tras saber que nuestra ausencia en él no perturba su oscuridad.


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