Animal de carga

Jules Renard (1864-1910)

Soportar los años es una pesada carga que, para sobrellevarse, requiere una escritura ligera, lo cual no es sinónimo de trivial. Pienso en el Diario de Jules Renard, que, tenga más o menos páginas, según la edición, posee la gracia de la lectura aleatoria y la estocada fulminante del apunte rápido que evita tantos y tantos de esos circunloquios en los que se nos desangra el vivir. Ya sé que el propio Renard decía aquello de que escribir es asunto de bueyes, en el sentido de acarrear y sufrir, de acumular una carga imposible de trabajo que sirva para que la aparente ligereza del estilo recree no una facilidad sino una tensión, y en ello no veo contradicción alguna, a no ser que entendamos que el destilado aforismo que comprime los días no es más que un regalo que abarata nuestro esfuerzo. En ese caso el journal renardiano sería una colección de trivialidades que brillan de lejos, como bisutería barata, y convendría no acercarse mucho a ellas, no palparlas y sobretodo no vestirlas para no emular esa belleza pobre que deslumbra al diletante. Ser un buey, en la escritura y en la vida, no es otra cosa que prepararse para los momentos de felicidad, que son como la frase breve: vibran como un alambre demasiado tenso y se rompen bajo el peso de nuestro esfuerzo.            

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